Por Julio Marruenda
En esta sección pretendo recopilar toda la información
relacionada con la actividad audiovisual. Daré seguimiento al cine en
cartelera, pero sobre todo pretendo hacer accesible el cine independiente para
aquellos curiosos, a los que se les dificulta encontrar material audiovisual de
este tipo.
Escribiré sobre la variedad de festivales que mes tras mes suelen
pasar desapercibidos para el público general.También será de mi incumbencia, escribir artículos centrados
en los cortometrajes, mediometrajes y largometrajes que constantemente
revolucionan el amplio y activo mundo del arte cinematográfico. Así como
reseñas, pensamientos y reflexiones sobre las obras de arte que me han
conmovido particularmente, y que han trascendido en el tiempo.
Mi intención es crear un espacio de dialogo, en donde
cualquier persona que comparta este amor por el cine pueda expresar su opinión.
Para de este modo poder ampliar mutuamente nuestros conocimientos.
En esta ocasión pretendo vincular al cine con el arte. Relación que supone un rompimiento de paradigmas para aquellos que han visto en el simplemente un espectáculo, y un profundo amor por el arte cinematográfico que llama a defenderlo como tal.
LA ESPECIFICIDAD DEL ARTE CINEMATOGRÁFICO.
En este breve artículo, me propongo establecer las cualidades
que hacen del cine un arte aparte, el cual tiene su propio modo de configurar
el mundo y de establecer una conexión entre el interior del ser humano, la
realidad y la espiritualidad.
Para tender a un discurso claro, hace falta antes de
defender mi postura acerca del arte cinematográfico, tratar de esclarecer ¿qué es el arte? Termino igualmente complejo,
pero qué es necesario para no encaminarnos a un discurso ambiguo.
“… En cualquier caso, para mí no hay duda de que el objetivo
de cualquier arte que no quiera ser <<consumido>> como una
mercancía consiste en explicar por sí mismo y a su entorno el sentido de la
vida y de la existencia humana. Es decir: explicarle al hombre cuál es el
motivo y el objetivo de su existencia en nuestro planeta. O quizá no
explicárselo, sino tan sólo enfrentarlo a este interrogante.”
Andrei Tarkovsky
Aquello que las palabras callan, lo que cala al alma, lo que esta vivo en el aire, en las mareas,
en el miedo. Algo similar a la risa o el llanto, un todo, inequívoco. Una
pureza cuyo origen es la verdad, que si
de algún modo nos es accesible es mediante los sentimientos y no las figuras,
entregándose a los chispazos de vida que el artista ha concentrado, y que en el
día a día se nos escapa de las manos como el agua.
El cine es un arte inmediato. No utiliza un lenguaje, no es
un jeroglífico que vamos resolviendo poco a poco. Necesitamos dejar que nos
afecte, que penetre en nosotros. Aquello que vemos ante la pantalla es producto
de la realidad fáctica. No es un símbolo de nada. El cine no es una conjunción
de las demás artes y tampoco es un espectáculo. Y aun con todo, las
universidades de artes audiovisuales, se encargan de imponer a los alumnos
modelos específicos para desarrollar una “historia”. Los inundan con los
nombres de directores más representativos, no despiertan en el estudiante un
deseo por revitalizar su alma con obras de arte, solo exigen la formación de un
criterio. Pero no se puede enseñar a un hombre a ser artista. Es un
deber con el cual nace, la visión del artista es única. Pero ante todo un
artista debe desprenderse de la conciencia de sí mismo, de la vanidad. Debe
entender que la obra no le pertenece, él solo es un instrumento de la divinidad
para materializarse.
La narrativa clásica no es inherente al cine. Si una obra de
arte es posible de explicar con palabras, quiere decir que no corresponde a las
facultades naturales del cine. Las imágenes no son cuantificables, no se pueden
simplificar en organismos más sencillos.
Un director que ame el cine, solo creara una película,
cuando este sea el único medio posible de materializar su mundo subjetivo. Si
algún otro arte puede hacerlo de igual o mejor manera, es probable que aquella
idea que concebía para el cine en realidad no lo fuera.
Entre las posibilidades del cine, se encuentra la de evocar
los ensueños; ese momento en que uno despierta en medio de la noche, y está
seguro de quien es y a quien ama. Puede evocar las fantasías previas al sueño, y crear
imágenes tan claras como el recuerdo de un sueño al despertar, o inclusive
evocar un sueño. Y todo esto nosotros lo vivimos, no pasa antes por una
categorización, va directamente a nuestra esfera emotiva. Nos puede enfrentar a
la niñez, la cual esta irremediablemente perdida. Nos puede enfrentar a este
hecho. La nostalgia, el desamparo, la muerte, puede evocarlo todo, una obra de
arte esta unida a cada persona que le contempla. Nos abraza, nos pone en
relación con el mundo. Nos une a él, y jamás estaremos solos nuevamente. Una
vez que hemos vivido una revelación de esta índole, nada será igual para
nosotros, giraremos la mirada al mundo con nuevos ojos. Con una mirada
rejuvenecida, seremos más aptos para
contemplar la belleza, para que no se nos vuelva a escapar el agua de las
manos, sin antes dar un sorbo de ella.
Espero en algo haber contribuido a la comprensión del cine
con este breve artículo. Y espero poder ahondar de manera mas clara y libre en
el futuro. No me agrada la idea de en unas cuantas líneas dejar por concluido
un tema que me es tan importante, me queda siempre la sensación de quedar en
deuda con el cine. Hace
falta una vida entera de dedicación y esfuerzo, además
siento que el contacto directo con el arte es el que nos guiara en realidad.
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